El rol del cuidador
Juan Carlos Salazar Jiménez/Psicólogo Confa
Se define cuidador a la persona que se encarga de ayudar en las actividades básicas, en la vida de una persona (adulto mayor, enferma o con discapacidad), que no puede desempeñarse o valerse por sí misma. O que por indicación médica, requiere de compañía permanente.
Usando este término de cuidador, nos centramos en el rol que se tiene cuando un familiar está hospitalizado o tiene hospitalización en casa. O está, habitualmente en el hogar, debido a indicaciones médicas.
Cuando una persona se hospitaliza el mundo cambia de inmediato, el ritmo cotidiano, toda la vida cambia: hábitos alimenticios, rutinas terapéuticas, horas de medicamentos, sueño, además, el mundo emocional se altera.
Respuestas de ansiedad y estrés son generados por el diagnóstico y la proyección del tratamiento. Esto es inherente al proceso de hospitalización. Por ende, el cruzar la puerta de una clínica, conlleva implícito una sensación de temor, una perspectiva de esperanza, y de que todo va salir bien.
El rol del cuidador empieza cuando el familiar está hospitalizado o en casa, y su función es acompañar, entender, comprender y establecer la nueva dinámica de vida de la persona.
El cuidador debe estar preparado para detener su rutina diaria y adaptarse a las nuevas situaciones. Su papel es fundamental en la recuperación de la persona. Romper la rutina es necesario, conversaciones correctas, fortaleza para estar, puede ayudar a que la persona hospitalizada, este bien, tranquila y tenga confianza.
Al estar internado, el cuidador, debe asumir su responsabilidad con su salud. Debe equilibrar la carga emocional, controlar su alimentación, saber cuándo salir y caminar. Debe cumplir un papel fundamental entre el médico, el tratamiento y lo que debe comprender el paciente y la familia, ósea, es el canal que explica en sus términos a la familia todo lo que está pasando.
Hay unas reglas precisas para ser cuidador:
- Modular su aspecto emocional para poder ayudar a contener situaciones complejas.
- Direccionar todos los comentarios que hace la familia, para ser coherente con lo que dice el personal médico respecto al tratamiento.
- Tener una alta dosis de paciencia para equilibrar cargas emocionales.
- Direccionar pensamientos negativos hacia pensamientos positivos.
- Abrir un gran canal de amor para organizar o estabilizar todos aquellos cambios que por enfermedad puedan mejorar o no mejorar la salud de su familiar.
- Estar pendiente del aseo, cuidado personal, asistencia en movilidad (según indicación médica), alimentación de su familiar.
- Aprender a manejar los silencios y la manera como se conversa en la habitación.
- Tener momentos para descansar, saliendo de la habitación para cambiar de ambiente.
- Comer de manera adecuada, pues se evita que el cuidador se vuelva un factor estresante y de preocupación de su familiar.
Ser cuidador implica un sinnúmero de situaciones nuevas, que de por sí alteran el biorritmo familiar, se asume una responsabilidad ante los otros miembros de la familia. Hay que aprender a tolerar, expresar y compartir todos aquellos sentimientos que van apareciendo con el pasar de los días.
La premisa entonces del cuidador es:
Cuido con amor, ayudo al bienestar de mi familiar, entiendo mi quehacer, y trato de estar firme en todo momento, porque también hago parte del tratamiento de ese ser que amo.
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