Aprendizaje en la primera infancia

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Aprendizaje en la primera infancia

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El 4° Encuentro de escuela para padres y cuidadores del Preescolar Confa, estuvo dirigido por Ligia Victoria Nieto, Psicóloga infantil y Magíster en Educación, espacio orientado a la solución a la pregunta ¿Qué aprende y deben aprender los niños durante la primera infancia en su educación inicial? el enfoque lo hizo en el marco de la pandemia sugiriendo cómo afrontar la situación.

Los padres se hacen muchas preguntas, ¿mi hijo está aprendiendo?, ¿si no va al jardín está perdiéndose de su desarrollo?, ¿en casa no potencializa sus habilidades?. De esta forma comienzan las preocupaciones sobre el desarrollo de los niños en casa.

 

¿Qué es la primera infancia? 

“Es la etapa del ciclo vital en la que se establecen las bases para el desarrollo cognitivo, emocional y social del ser humano. Va desde el nacimiento hasta la finalización de los seis años de edad”. Teniendo en cuenta esto también existe una ley que es impostergable, es decir que no se puede dejar pasar en este caso la educación inicial, la cual busca acoger a los niños, cuidarlos, promover su desarrollo y habilidades para la vida basándose en el contexto, sus ritmos de madurez, necesidades, intereses, preguntas e inquietudes, reconocimiento de participación y la interacción con su entorno.

 

¿Cómo se comprende el desarrollo?

“Es un proceso constante o irregular que presenta cambios en todos los aspectos de la primera infancia, tiene avances y retrocesos, subidas y bajadas, incluso algunos estanques que pueden irse superando y retomando en el proceso fundamental del desarrollo integral con emociones, sensaciones y pensamientos”. Todo niño nace con las capacidades y potencialidades necesarias para establecer relaciones y adaptarse al mundo físico, social y natural. Las relaciones que establecen ponen en marcha funcionamientos mentales cada vez más complejos para actuar y comprender a las personas y objetos que los rodean.

Para impulsar el desarrollo son necesarias condiciones como la disposición de salud, nutrición y bienestar, interacciones de calidad, oportunidades y experiencias significativas, confianza en sus capacidades y potencialidades.

 

Es importante tener en cuenta 3 factores:

 

  1. Interacción de calidad:  las que son basadas en una relación afectuosa, amable y tranquila, de no ser así puede comenzar a verse afectada la etapa de desarrollo, el cuidado, la comunicación y la confianza, estos son un pilar del proceso, hacen que el niño se sienta capaz y cree una identidad positiva para ver el mundo con altruismo, establecer relaciones amigables, que se apropien de la palabra al momento de expresarse y conformen valores.
  2. Oportunidades y experiencias significativas: No basta el cariño, es necesario tener espacios para moverse, espacios para explorar el juego, el arte y el lenguaje, de acuerdo a su ritmo madurativo el aprende a relacionarse y descubrir un mundo. La independencia es fundamental y la exploración y diversión son parte de la naturaleza infantil.

Dejar que los niños jueguen para incentivar a la creación de vínculos afectivos, el desarrollo motriz, la interacción sensorial y manejo del tiempo; descubran el arte, allí se evidencia el carácter creativo, sensible y expresivo debido a que incentiva la imaginación, le brinda seguridad y autoconfianza; explorar el lenguaje que evidencia comportamientos corporales que indican su sentir y el oral que va adquiriendo contenidos para su desarrollo expresivo.

 

  • Acciones con clara intencionalidad educativa:

    Esta etapa no solo es para el aprendizaje formal sino para tener una etapa de desarrollo armónico, mediante la generación de experiencias creativas e intencionadas en ambientes lúdicos que articulen de manera natural y significativa, el juego, el arte, la literatura y la exploración del medio.

 

Finalmente, el papel de la familia es prioritario desde el nacimiento. En esta etapa inicial los niños preguntan y exploran, por esto no se debe cohibir y se debe estar dispuesto a escuchar esas historias que van creando y entender los intereses de estas etapas.

Querer a un hijo implica creer en sus capacidades, estar a su lado para apoyarlos sin hacerle todo, permitirle disfrutar de lo que hacen, compartir tiempo de calidad con él y no esperar más de ellos que lo que corresponde a su edad y madurez.

 

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