Por las escuelas deportivas de Confa pasan año tras año niños y jóvenes en la búsqueda de ocupar su tiempo libre y hallar en su interior aquello que los apasiona, que impulsa cada latir de su corazón, que se convierte en la fuerza, el ánimo el compromiso, que sin más ni más empieza a correr por sus venas al punto que se convierte en su vida, el deporte.

Muchos han llegado a las aulas de karate solo con el deseo de realizar actividad física, otros sueñan con ser grandes deportistas, otros simplemente los llevó el deseo de sus propios padres quienes con el interés de ayudarle a encontrar un camino en el deporte los inscribieron en Confa, sin embargo, su dedicación semanal, el amor de sus docentes en cada enseñanza los encamina, sin pensarlo, en un mundo donde la suma de la técnica y los aprendizajes desde el ser forman grandes seres humanos.

Así, cada vez los estudiantes ascienden según su nivel de entrenamiento y como símbolo de ello cambian el color del cinturón, amarillo, azul, verde, violeta, entre otros; en esta oportunidad 28 deportistas hicieron parte del ascenso, 21 principiantes y 7 intermedios y avanzados, quienes en el auditorio Hernando Aristizábal Botero acompañados por su familia recibieron con orgullo dicho ascenso.

El karate como técnica es el arte de manejar golpes de puño, patadas, coordinación, fuerza, respiración, equilibrio, postura, giros de cadera y extremidades, sin embargo, no se reduce solo a la técnica, en esencia trabaja principios altruistas como la rectitud, el coraje, la bondad, el desprendimiento, la sinceridad, el honor, la honestidad, la lealtad, el autodominio, la paciencia, entre otros valores que forman seres humanos íntegros, capaces de cambiar el mundo para bien, es allí donde Confa se concentra, porque más que grandes deportistas queremos seres humanos formados para aportar al crecimiento de la sociedad.